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Cantar III

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En la corte de Valencia se escapa un león y los infantes de Carrión salen aterrorizados y huyen del lugar. Al mismo tiempo el Cid se despierta y lucha contra el león para que este vuelva a su jaula, lo que hace que los dos jóvenes queden en completo ridículo. Para recuperar el honor que han perdido en la corte, los dos infantes deciden viajar hasta Carrión con sus dos esposas y cuando llegan a un punto del camino, las amarran a un árbol y las golpean hasta que estas se quedan inconscientes. Los dos jóvenes huyen, pero sin darse cuenta de que un aliado del Cid lo había visto todo. Un sobrino del Cid rescata a sus primas y las lleva de regreso con su padre para evitar que estas fueran devoradas por las bestias. Cuando el Cid se enteró de lo que los infantes habían hecho contra sus hijas, le pidió al rey que hiciera justicia. El tema culmina cuando los representantes del Cid vencen a los infantes en un duelo. Al quedar deshonrados, deciden anular la boda entre los infantes y las hijas del Cid. Una vez que el Cid ha recuperado, por fin, su honor de vuelta, casa a sus hijas con los infantes de Navarra y Aragón. Esta vez las bodas son mucho más fastuosas que las primeras y el rey también se complace de la decisión. Así es como termina el último de cantares que componen el Cantar de Mío Cid, explicando la vida del caballero castellano Rodrigo Díaz de Vivar el Campeador y de su ascenso social conseguido a fuerza de sacrificios y lealtad a su rey.

Ruta turística del Cid

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